El Blog de Bambú

Rincón de estudio de japonés y otras reflexiones
Abandonar el furigana

Suena difícil, casi imposible. Lo sé, he estado ahí. Y sin embargo, es un paso clave que va a ser determinante para formar las bases de tu estudio de japonés.

Cuando empezamos a estudiar japonés, lo primero que nos enseñan es a leer y escribir el hiragana y el katakana. Es un paso enorme, pues a partir de ahora ya no vas a volver a ver un solo caracter familiar, todos los caracteres que utilices a partir de ahora serán estos que te acaban de enseñar. Es cuando te das cuenta que estás aprendiendo un idioma completamente distinto. Luego aparecen los kanji, estos monstruos envueltos en trazos, que no entiendes ni qué son, ni cómo se leen, ni cómo se escriben, ni cómo se pronuncian. Te dicen que te los vas a tener que aprender. Miras a tu profesor con horror. Pero luego te dicen que todavía queda mucho para que empieces a estudiar kanji, así que por ahora te limitarás a leer el hiragana que está escrito en pequeñito encima de los kanji. Sonríes, has visto la luz, pues te acaban de introducir al furigana.

El furigana, para quien no sepa de qué demonios estoy hablando, son simplemente esos pequeños caracteres escritos en hiragana encima de los kanji que a menudo encontramos en libros de gramática japonesa o en cuentos infantiles. Son realmente salvavidas, pues te permiten leer un texto en japonés y habituarte a ver kanji, hiragana y katakana entremezclados. Aunque no sepas todavía usar kanji, los empiezas a ver en todas partes, y aunque no termines de entender exactamente cómo se usan, o por qué ves el mismo kanji pero el hiragana encima a veces es distinto, te familiarizas poco a poco con estos nuevos conceptos.

¿Por qué digo entonces que hay que abandonar el furigana, si todo lo que he dicho hasta ahora es positivo?

Por eso mismo. Porque el furigana te impide avanzar.

Furigana, la espada de doble filo

Una vez que empieces a estudiar kanji, se te introducirán varios conceptos. Primero, que el orden de los trazos es muy importante, no solo para la caligrafía, sino para coger memoria muscular y para cuando te enfrentes a un kanji nuevo aprender los trazos con más soltura, pues sin darte cuenta lo más probable es que este kanji se componga de diversos kanji que ya has estudiado con antelación, por lo que escribirlo resultará un proceso semi-automático. Segundo, aprenderás que los kanji tienen distintas lecturas. El Onyomi y el Kunyomi.

Cuando iba a la academia de japonés, mis profesores nos hacían memorizarnos el Onyomi y Kunyomi de cada kanji individual. Mi opinión es que eso no sirve para nada. Por lo menos a mí no me sirvió de nada. Era absolutamente incapaz de aprenderme las múltiples lecturas de cada kanji pues se me olvidaban constantemente. Al no encontrarles sentido alguno, no poder ponerles contexto ni asociarlas a nada, se me olvidaban en seguida. Uno de mis baches principales en la academia y una de las razones por las que me acabé desapuntando, es porque me estaba quedando atrás en gran parte por los kanji. Todavía no había encontrado un método acorde que me permitiera memorizarlos y usarlos, y la clase avanzaba cada vez más rápido. Pero esta es una historia para otro día y otra entrada. Volvamos al furigana.

 

Empezando a estudiar Kanji

Cuando empecé a estudiar por mi cuenta Japonés, me puse a repasar todo lo que había aprendido en la academia desde cero. Cogí un cuaderno nuevo y me puse con el tema 1. Sin embargo, aquí tomé una decisión que creo que fue clave para mi progreso de japonés. Como en la academia habíamos visto los primeros 110 kanji del JLPT, si bien aún no sabía usarlos, sí que los había practicado una y otra vez, por lo que ya sabía reconocer de vista la mayoría. Empecé por tanto a usarlos. Cuando veía que en los ejercicios había algún kanji que había estudiado, escribía el ejercicio usando el kanji SIN el furigana. Luego, a la hora de corregirlo leía el ejercicio en voz alta y me forzaba a acordarme de cómo se pronunciaba el kanji. Al principio me costó un poco, pero cuando os digo que al principio, me refiero a la primera semana. Luego empecé a ir como la seda. En el momento que dejé de lado el furigana, empecé por primera vez desde que me puse con el japonés a leer y entender los kanji que había estudiado.

Os voy a poner un ejemplo para que lo entendáis mejor.

En la academia estudié este kanji:

日 – Sol, día.

Kunyomi: ひ、び、か

Onyomi: にち、じつ

Así, tal cual. Yo no sé vosotros, pero yo, acordarme que este kanji tiene 5 lecturas distintas y luego hacer lo mismo con otros 110 kanji pues me resultaba imposible.

Sin embargo, cuando me puse a estudiar por mi cuenta me aparecieron frases como esta:

です。

ほんじつにちようです。

Hoy es domingo.

En su momento había estudiado todos esos kanji excepto 曜, por lo que escribí

本日は日よう日です。

Es decir, en una sola frase me había aparecido el kanji 日 en 3 ocasiones, y cada una con una lectura distinta. Y sin embargo aquí sí que era capaz de leerlo. Puesto que ya sabía que domingo se decía にちようび, y que hoy (formal) se decía ほんじつ, me resultó muchísimo más fácil asociar el kanji a su pronunciación correspondiente. Y al obligarme a no usar el furigana, tuve que realmente prestar atención a los kanji que escribía o que leía.

Después de una o dos semanas haciendo este ejercicio de no usar el furigana bajo ningún concepto, en mi cabeza algo hizo clic, y empecé a usar kanji que conocía con muchísima soltura.

Todavía me queda muchísimo por delante, pero gracias a haber introducido este método de vez en cuando soy capaz de adivinar correctamente cómo se pronunciaba una palabra que no conozco por los kanji que la componen. No siempre acierto, pero cuando lo hago os podéis imaginar mi satisfacción.

Cuando empiezas a estudiar japonés, el furigana te salva la vida. Sin embargo, creo que es muy importante saber cuándo dejarlo de lado y no volver a tocarlo, y esta decisión va a ser clave para poder llegar al siguiente nivel de estudio de japonés. Mi consejo por tanto, es que en el momento en el que empecéis a estudiar kanji vayáis progresivamente abandonando el furigana. Os aseguro que notaréis la diferencia en muy poco tiempo.


Espero que os haya resultado útil esta entrada. ¡Gracias por leer!

Nos vemos en la siguiente entrada,

Brandi

 

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