Reseña | The Japanese Mind
Título original: The Japanese Mind –
Understanding Contemporary Japanese Culture
Autores: Roger J. Davies & Osamu Ikeno
Editorial: Tuttle Publishing
Año de edición: 2002
Número de páginas: 270
Idioma original: inglés
País de origen: USA
En The Japanese Mind, Roger Davies ofrece a los occidentales una clave inestimable para conocer los aspectos únicos de la cultura japonesa.
A pesar de que me regalaron este libro de ensayos hace ya unos años, se quedó en mi estantería cogiendo polvo hasta comienzos de este año, que es cuando decidí que ya era hora de dedicarle algo de tiempo a todos los libros que voy coleccionando de Japón y que siempre me repito que «algún día me los leeré». Pues bien, acabé por leérmelo hace un par de meses, y de hecho no ha sido el único libro con temática japonesa que me he leído en lo que llevamos de 2021. Mientras devoraba este libro, empecé a leerme «Yokai Attack! Guía de supervivencia de los monstruos japoneses», una lectura que recibirá su propia reseña – si me organizo bien – este mismo verano.
The Japanese Mind es una colección de diversos ensayos escritos por estudiantes japoneses universitarios a los que les pidieron que escogieran y desarrollaran un tema en concreto de la cultura japonesa, pensado para ser leído en su mayoría por extranjeros que muy seguramente estarían poco familiarizados con las costumbres japonesas, un factor a tener en cuenta a la hora de escribir estos ensayos, suponiendo un reto adicional para los que eligieron temas más enrevesados.
El libro desarrolla aspectos muy variados y a menudo complejos de la sociedad japonesa, tratando temas como el Chinmoku, el silencio en la comunicación japonesa; el Bushido, el camino del guerrero; el Omiai, los matrimonios concertados; Soshiki, los rituales funerarios; el Honne y Tatemae; y el famoso Wabi-Sabi, o la simplicidad y elegancia como estándares de belleza japonesa. En total trata 28 temas distintos, dispuestos en orden cronológico. Como este libro está pensado para ser discutido en una clase, al final de cada capítulo hay una serie de preguntas relacionadas con el tema que se acaba de exponer, siendo el objetivo fomentar el debate y que se comparen opiniones tanto de personas nativas del país como de extranjeros, ya que incluyeron preguntas para estos últimos sobre si en su cultura existe algo similar a lo que acaban de leer o si se trata de algo exclusivo de Japón.
Una introducción a la cultura japonesa contemporánea
The Japanese Mind es el primer libro de ensayo que he leído sobre cualquier tema relacionado con Japón. También es cierto que he leído bastante poco sobre Japón todavía, y ha sido exclusivamente novela. Por tanto, y aún sin saber qué esperarme, me ha resultado una lectura muy interesante. En cada capítulo, para introducirte el tema se remontan primero al origen etimológico de la palabra o al origen sociocultural del concepto, a menudo remontándose a épocas medievales y a la adopción del confucianismo o del budismo en Japón. Se dan explicaciones a temas tan generales como por ejemplo la razón por la que Japón sea una cultura colectivista, y las implicaciones que esto tiene en la sociedad, además de cómo esta ha ido evolucionando y se ha tenido que ir adaptando a la industrialización y a las influencias del extranjero.
Algunos de los temas tratados ya me resultaron familiares, como la famosa jerarquía en las relaciones japonesas (Senpai-Kohai). Sin embargo, hay otros que desconocía por completo por lo que disfruté mucho leyéndolos, como es el capítulo que profundiza en el rito funerario japonés. Si bien conocía un poco por encima algunos aspectos de este ritual, no tenía ni idea de lo complejo y simbólico que es este rito para la cultura japonesa, ni la cantidad de tiempo que lleva… Aunque pensándolo a posteriori tampoco me sorprende.
Ahora bien, el libro se queda un poco corto. Si restamos las referencias y el glosario del final, nos quedamos en menos de 240 páginas de libro. Además, al finalizar cada tema hay una o dos páginas con preguntas de discusión que, si te estás leyendo el libro por tu cuenta, de mucho no te sirven por muy interesante que sean las preguntas que se hacen. Por lo que nos quedamos con apenas 200 páginas de contenido en la que se desarrollan 28 temas distintos. Cada tema por tanto se trata de manera superficial y, si bien considero que hace un buen trabajo a la hora de servir como libro introductorio, también es cierto que algunos temas se merecían un poco más de dos páginas. No solo eso, sino que los estudiantes que escribieron este libro digamos que no se mojaron demasiado. Comentan sobre la opinión que tiene la sociedad japonesa en su conjunto sobre el tema en cuestión, pero ellos mismos no prestan en ningún momento su opinión. Me habría encantado haber podido escuchar lo que opinan los propios estudiantes japoneses de los temas que han escogido, o a lo mejor que explicaran por qué han decidido hablar sobre ese tema y no sobre otro. Que no se limitase a ser un artículo informativo, ya que algunos de los capítulos parecían sacados de Wikipedia, por el tono y el formato que empleaban.
Siguiendo con este tema, es muy interesante también observar cómo los aspectos sobre la sociedad japonesa expuestos en el libro se trataban a menudo desde un plano teórico, es decir, cómo se supone que tendrían que ser esos aspectos, no cómo son en realidad. Se desarrollan cuestiones como el Gambari, es decir, la paciencia y la determinación japonesa. Se explica que los japoneses tienen una cultura del esfuerzo muy grande, y que dar el 100% de tu capacidad en todo lo que haces se considera una virtud. Luego te dice que esta actitud ha supuesto un problema, dando ejemplos de algunas personas que han fallecido por exceso de trabajo, y concluye que las cosas están cambiando a día de hoy. Y hasta ahí el capítulo. Pero, digo yo, ¿Qué hay de las tasas tan ridículamente altas de suicidios en la sociedad japonesa? ¿Y qué pasa con los Hikikomori, este fenómeno exclusivamente japonés que consiste en personas incapaces de encajar en la sociedad y que por tanto prefieren encerrarse por el resto de sus vidas en sus habitaciones? ¿Y el hecho de que los empleados japoneses acostumbren a no cogerse vacaciones? ¿Cómo es eso de que un político japonés se coja 12 días de baja por paternidad y salga en la televisión nacional? ¿Realmente están cambiando las cosas?
Un cúmulo de dicotomías
No me las quiero dar de conocedora de estos temas, pero me habría gustado que hubiesen desarrollado más los contrastes tan grandes que a menudo suelo observar en la sociedad japonesa, que no me parecen pocos. Me da la impresión de que es una sociedad que funciona a base de llevarlo todo al extremo, tanto lo bueno como lo malo. Y me gustaría poner algunos ejemplos y comentarlos, ya que más de uno de los siguientes aspectos me producen fascinación.
La mezcla de lo tradicional con lo moderno. No creo que a nadie le haya pasado desapercibido este dato. Una de las razones por las que esta sociedad intriga tanto y consigue atraer a tanto turista es, no me cabe la menor duda, que por el impacto tan grande que produce la dualidad de estas ciudades. Ciudades híper modernas, uno de los países más avanzados tecnológicamente, y al mismo tiempo el respeto tan grande que hay por la tradición, que se aprecia tanto los monumentos, como en la arquitectura, en los atuendos… Pasearte en verano por las calles de Shibuya y cruzarte a jóvenes vistiendo yukatas, las vestimentas tradicionales de verano, sin apartar la vista del iPhone 10 es, de verdad, todo un espectáculo.
El estándar de pureza tan alto que tienen, la timidez que parecen mostrar tanto hombres como mujeres y que llega a ser hasta entrañable. No sé cómo estarán las cosas hoy en día, pero creo que es conocimiento general de toda la vida lo mal visto que está que una pareja japonesa se de un beso en la calle, o muestren gestos afectivos más allá de a lo mejor darse la mano mientras pasean. Y sin embargo, los maid cafés están en auge, siendo el atuendo más popular el de escolar. Si te paseas por Harajuku verás más de una tienda en donde se venden bragas usadas, y no intentan ni ocultarse. Hay un nivel de perversión y fetichismo que da miedo. Habré perdido la cuenta de la cantidad de noticias que he leído de hombres adultos grabando o manoseando a niñas en lugares públicos como el metro, o el bus, en donde ellas no tienen espacio para zafarse.
A lo largo de todo el libro se hace mucho hincapié en la importancia del respeto al prójimo, el actuar siempre teniendo en cuenta la situación de la otra persona, en priorizar el bienestar colectivo frente al bienestar individual. Y yo no voy a ser quien desmienta esto. Es más, hasta donde he podido comprobar, sí que considero que es cierto. Ahora bien, seguro que más de uno de vosotros ha oído hablar por lo menos en una ocasión de lo salvaje que es el bullying en los colegios japoneses. Es más, se ha normalizado tanto el acoso escolar que no es raro ver escenas de acoso en muchos animes. Me atrevo a decir que se ha llegado incluso a romantizar. Un ejemplo claro es la película “A Silent Voice” (Koe no Katachi). A pesar de su éxito, a mí no me gustó, y aunque no quiero entrar ahora en detalles, una de las razones principales es porque me dio la impresión de que romantizaba el bullying y las enfermedades mentales. Aún así, creo que sí hizo un buen trabajo en reflejar el efecto que tiene el bullying extremo sobre un individual, y sus consecuencias.
Llama mucho la atención también el contraste tan grande que existe entre los personajes que ellos mismos crean en el anime y el manga, frente a cómo son los japoneses en realidad. Desde el físico, donde cada personaje tiene un color de pelo distinto, ojos enormes y muy a menudo una actitud arrogante y peleona, hasta el japonés empleado en los animes. Cuántas veces nos habrán dicho mis profesores de japonés que no se nos ocurra usar el japonés usado en animes en la vida real. Y cuanto más estudio el idioma, más entiendo a qué se refieren. No pueden ser más opuestos los lenguajes usados. Pero lo que más choca sin duda alguna es el contraste en la forma de ser de las japoneses, frente a cómo se reflejan a sí mismos en sus obras. Uno se va a Japón, deseoso de conocer a la sociedad que está detrás de semejante creatividad y capacidad de encandilar a miles de personas con sus historias, y te encuentras con una sociedad tan desesperada por alcanzar la armonía que llegan hasta a exigirles a alumnos que no tienen el pelo negro natural que se tiñan para encajar con el resto de la clase. (Si no me creéis tenéis el artículo aquí.)
Otro contraste que encuentro muy llamativo es la gran diferencia entre el minimalismo o simplicidad como estética, que se puede apreciar en todas partes, desde la ceremonia del té, la poesía japonesa – los famosos haikus – la caligrafía como arte… Frente a los programas de televisión tan caóticos que tienen, en donde acostumbran a introducir texto por todas partes, con un comentarista que se deja la voz narrando a gritos todo lo que sucede en escena, con efectos visuales y de sonido cada medio minuto y a menudo con 4 o 5 invitados en el plató que se dedican a comentar todo lo que ocurre en pantalla con cámaras grabando sus reacciones e incluyéndolas en algún lugar de la pantalla (si es que queda un hueco libre). Y no solo los programas de televisión. Los anuncios que ves por la calle, que parece que compiten a ver cual tiene más colores o es más estruendoso; los Pachinkos, esas famosas salas de apuestas que ya solo por la contaminación acústica deberían de estar prohibidos. En definitiva, mucho ruido.
Por último, me gustaría recalcar también el contraste entre la imagen de seriedad y profesionalidad que aspiran a mostrar al mundo, frente a los programas tan populares que tienen de bromas absurdas, que consisten en crear escenas tan inverosímiles y embarazosas que se han hecho internacionalmente famosos. Llegan a tales extremos que a veces me pregunto si no serán inmunes a la vergüenza ajena. El primer ejemplo que me viene a la cabeza cuando pienso en estos programas es en el programa Gaki no Tsukai: Batsu Game, en un episodio en el que sometieron a dos equipos a enfrentarse a un pulso, mientras se les introducía gas por el culo, y tenían prohibido tirarse pedos mientras se enfrentaban al pulso. A todo esto, hay un grupo de cómicos que están observando la escena y tienen expresamente prohibido reírse. Si se ríen, aparecen hombres disfrazados de ninja y les dan con espadas de gomaespuma en el culo con bastante fuerza (el vídeo aquí). Decidme en qué otro país encontráis semejantes escenas.
Conclusión
No quiero terminar la entrada sin lanzar un pequeño disclaimer y recalcar que no he vivido nunca en Japón, sólo he estado de visita, por lo que estas son opiniones que he ido formando tras años de leer artículos, noticias y ver vídeos en internet. Es decir, todo lo que he escrito aquí se trata de observaciones mías basadas principalmente en cosas que he visto, oído o leído. Por tanto, asumid que todo lo que diga seguramente va a tener algo de erróneo e incorrecto. Ya que el libro trata aspectos de la cultura japonesa, quería detallar yo también algunos aspectos de esta cultura que a mí me intrigan enormemente pero de los que apenas se hizo hincapié en el libro.
The Japanese Mind me ha gustado como lectura. Lo recomendaría a quien quisiera introducirse un poco más en la sociedad japonesa y no supiera por dónde empezar. Se lee bastante rápido y, como cada tema que trata está separado en capítulos, si no quieres leértelo en orden puedes saltar a los capítulos que más te interesen, o más adelante releer solo los capítulos que más te hayan gustado, saltándote los temas que te dieran un poco más igual. Eventualmente indagaré en el glosario que aparece al final del libro y me apuntaré algunas de las lecturas de aquellos aspectos de la sociedad que más me hayan interesado que aparezcan en este libro, a ver si con esas futuras lecturas consigo esclarecer algunas de las cuestiones que he reflejado más arriba.
Hasta aquí la entrada de hoy. ¿Qué os ha parecido? ¿Habíais leído este libro? ¿Lo tenéis en vuestra lista de pendientes?
¡Muchas gracias por leer y nos vemos en la siguiente entrada!
Brandi
Fuentes:
Davies, R. J., & Ikeno, O. (2002). The Japanese Mind: Understanding contemporary Japanese culture.
OECD (2021), Suicide rates (indicator). doi: 10.1787/a82f3459-en
Why everyone in Japan is talking about this dad. (2020, January 21). BBC News.